Este es un libro para quienes están interesados en el
estudio de la democracia como régimen político. Lo es para el ciudadano
interesado en la realidad del mundo actual. Pero por sobre todo, es un ensayo
para quienes ven con preocupación y deben ocuparse - todos los ciudadanos-, en
mantener diariamente a la democracia, pues ésta puede tener, como lo demuestra
Todorov, dentro de sí misma, el riesgo de destruirse.
Para este filósofo búlgaro, la democracia no tiene un enemigo
externo poderoso y desafiante como en el pasado. Sino que, en la actualidad, el
propio sistema democrático, genera amenazas, mucho más serias y perjudiciales
que los ataques que pueda recibir desde el exterior.
Los excesos en el uso de ciertos elementos del sistema
democrático, puede precipitar, en esta visión, su debilitamiento. “El pueblo, la libertad y el progreso son
elementos constitutivos de la democracia, pero si uno de ellos rompe su vínculo
con los demás, escapa a todo intento de limitación y se erige en principio
único, esos elementos se convierten en peligro: populismo, ultraliberalismo y
mesianismo, los enemigos íntimos de la democracia” afirmará.
Los griegos, a los cuales Todorov recuerda, ubicaban a la
virtud política en el término medio, “la
moderación, la templanza”, como opuesto a la “desmesura”.
A lo largo de los amenos capítulos, el autor va
desarrollando su trilogía de enemigos internos de la democracia.
Analiza, por ejemplo, los intentos de imponer la democracia
a través de la violencia, recordando algunas intervenciones que terminaron en
conflagraciones.
Concluye que de ese modo, el ordenamiento jurídico
internacional, queda a merced de quien tiene más poderío militar.
Alerta sobre el peligro del ultraliberalismo que reniega de
todo control de los poderes públicos.
Hace notar un eslogan de moda que lo califica de “pernicioso”: “hay que ‘gestionar el Estado como una empresa’.” Y agrega: “El objetivo del Estado no es la
rentabilidad, sino el bienestar de la población. Esta diferencia en los fines a
los que se apunta incluye también a las administraciones y a instituciones como
las escuelas y hospitales”.
Recuerda la vieja amenaza que tiene la democracia en los
sofistas. Los demagogos que sólo saben hablar bien y ganan el concurso de la
mayoría, sin estar preparados para gobernar.
Por último analiza el populismo. Al que le adjudica la
creación de un enemigo para responsabilizar de todo lo malo que ocurre.
Para gozar de los beneficios del sistema democrático, deben
regularse y limitarse las acciones. No es una contradicción, la Ley debe
respetarse y aplicarse. La regulación puede verse como límite, mas es garantía
del poder disfrutar de la libertad que brinda el mejor sistema político que el
hombre ha ideado hasta el momento. Lo contrario es su enemigo, lo que este
libro analiza de forma brillante.
Los
enemigos íntimos de la democracia, Tzvetan Todorov, Galaxia Gutenberg, España 2012,
203 páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario