Entrevistado por Bertrand Richard, Gilles
Lipovetsky, describe en este libro a la sociedad contemporánea, a la que
denomina como hipermoderna. En ella,
se promete la felicidad, como si encontrarla fuera tarea sencilla. Y como no se
la encuentra, con lo que se topa el individuo es con la frustración. La que lo
lleva a la decepción.
Sin embargo aclara que con su “idea de sociedad de la decepción” no sugiere “una época de desmoralización infinita”.
Señala que antes, las sociedades tenían en la religión la forma de contrarrestar la decepción. En la actualidad, lo que tienen es el consumo.
Y denuncia como centro de la decepción, a una institución que debería ser lo contrario: la escuela.
Se necesita igualdad de oportunidades para superar la decepción. Y la escuela de hoy -insiste- aleja, en lugar de garantizar ese futuro.
Individuos decepcionados con la escuela, presas del consumo y distanciados de la política. Y mucho más de los partidos políticos.
El votante es un especulador que define su decisión a último minuto.
Para Lipovetsky hay cuatro factores que contribuyen al abismo entre votantes y partidos: 1) Fenómeno de la descreencia utópica. 2) El sistema de los DDHH. 3) El nuevo contexto mundial. 4) Los mensajes políticos.
Esto hace que el individuo se desilusione de la cuestión política.
En cambio advierte que a la democracia se la valora, tímidamente, pero se la valora.
Ya no se siente como valor colectivo, el pelear por cambiar la realidad. No. La motivación vivencial, va por el lado de vivir bien, de ganar dinero, de gozar lo mejor posible.
Y se exige -cada vez más- que la política brinde los resultados esperados. Buena salud, buena educación, buena cobertura social, eficaz cuidado del medio ambiente. Pero no se va a la política a intentar mejorar la sociedad. Se piden rendiciones de cuentas y resultados, pero de afuera.
Le dedica algunas frases a “la tiranía de las minorías activistas”.
Para mostrar un poco de luz al final del túnel, apela a las instituciones: el Estado, la familia, la escuela.
Para coincidir o para discrepar, para formarse una opinión, siempre es bueno leer a Lipovetsky. Y puntualmente, es un sano ejercicio reparar en estas líneas que recomiendo.
La
sociedad de la decepción, Gilles Lipovetsky, Entrevista con Bertrand Richard,
Anagrama, Barcelona 2008, 127 páginas.