domingo, 28 de febrero de 2016

Steve Jobs, Lecciones de liderazgo

Al toparnos con este libro, nos encontramos con un escrito sencillo, breve y ágil. Se trata de unos apuntes que sacó Walter Isaacson, con sus conclusiones sobre el liderazgo de Steve Jobs, a medida que lo iba entrevistando para la realización de su biografía.

Es fácil coincidir con el autor, que Jobs se encuentra entre los más destacados creadores del siglo pasado. La curiosidad que despierta su persona, su forma de crear y de liderar equipos, nos lleva a recorrer estas pocas páginas.

Isaacson plantea una serie de apartados a modo de máximas que se pueden leer en el orden que se presentan o en el orden que lector desee.

El desarrollo de cada sugerencia o lección, es ilustrado con sentencias del propio Jobs.

Una de ellas, por ejemplo, hace referencia a la intuición, decía que “…es algo muy poderoso, en mi opinión más que el intelecto”.

Señala varias actitudes a tener en la dirección de un equipo, resalta la importancia de la concentración y de la empatía.

También el autor concluyó que Jobs era un obsesionado de la perfección.

Algo que puede llevar a creer que era una crítica a Microsoft, creador del producto, es esta frase: “la gente que sabe de qué está hablando no necesita Power Point”.

Para quien lidere lo que sea, o para quien, sin liderar, trabaja en equipo, se trata de una lectura útil. Respecto a los equipos, justamente, se desprende que tener un gran equipo, es una clave muy importante del éxito.

Steve Jobs. Lecciones de liderazgo, Walter Isaacson, Penguin Random House Grupo 
Editorial, S.A., Sello Debate, Argentina 2016, 101 páginas.

jueves, 4 de febrero de 2016

Los enemigos íntimos de la democracia

Este es un libro para quienes están interesados en el estudio de la democracia como régimen político. Lo es para el ciudadano interesado en la realidad del mundo actual. Pero por sobre todo, es un ensayo para quienes ven con preocupación y deben ocuparse - todos los ciudadanos-, en mantener diariamente a la democracia, pues ésta puede tener, como lo demuestra Todorov, dentro de sí misma, el riesgo de destruirse.

Para este filósofo búlgaro, la democracia no tiene un enemigo externo poderoso y desafiante como en el pasado. Sino que, en la actualidad, el propio sistema democrático, genera amenazas, mucho más serias y perjudiciales que los ataques que pueda recibir desde el exterior.

Los excesos en el uso de ciertos elementos del sistema democrático, puede precipitar, en esta visión, su debilitamiento. “El pueblo, la libertad y el progreso son elementos constitutivos de la democracia, pero si uno de ellos rompe su vínculo con los demás, escapa a todo intento de limitación y se erige en principio único, esos elementos se convierten en peligro: populismo, ultraliberalismo y mesianismo, los enemigos íntimos de la democracia” afirmará.

Los griegos, a los cuales Todorov recuerda, ubicaban a la virtud política en el término medio, “la moderación, la templanza”, como opuesto a la “desmesura”.

A lo largo de los amenos capítulos, el autor va desarrollando su trilogía de enemigos internos de la democracia.

Analiza, por ejemplo, los intentos de imponer la democracia a través de la violencia, recordando algunas intervenciones que terminaron en conflagraciones.

Concluye que de ese modo, el ordenamiento jurídico internacional, queda a merced de quien tiene más poderío militar.

Alerta sobre el peligro del ultraliberalismo que reniega de todo control de los poderes públicos.

Hace notar un eslogan de moda que lo califica de “pernicioso”: “hay que ‘gestionar el Estado como una empresa’.” Y agrega: “El objetivo del Estado no es la rentabilidad, sino el bienestar de la población. Esta diferencia en los fines a los que se apunta incluye también a las administraciones y a instituciones como las escuelas y hospitales”.

Recuerda la vieja amenaza que tiene la democracia en los sofistas. Los demagogos que sólo saben hablar bien y ganan el concurso de la mayoría, sin estar preparados para gobernar.

Por último analiza el populismo. Al que le adjudica la creación de un enemigo para responsabilizar de todo lo malo que ocurre.

Para gozar de los beneficios del sistema democrático, deben regularse y limitarse las acciones. No es una contradicción, la Ley debe respetarse y aplicarse. La regulación puede verse como límite, mas es garantía del poder disfrutar de la libertad que brinda el mejor sistema político que el hombre ha ideado hasta el momento. Lo contrario es su enemigo, lo que este libro analiza de forma brillante.


Los enemigos íntimos de la democracia, Tzvetan Todorov, Galaxia Gutenberg, España 2012, 203 páginas.